- 650 g de patatas «para freir» pesadas ya peladas y cortadas en láminas de medio centímetro
- 2 cebollas peladas y cortada en juliana fina (unos 300 gr.)
- 7 huevos «L»
- un chorrito de leche
- sal
- 500 ml de aceite de oliva (si queremos abaratar se puede mezclar con girasol)
- Utensilios: sartén de 23 cm de diámetro para formar la tortilla y otra un poco mayor para freír con comodidad las patatas
- 1 kilo y cuarto de patatas «para freir», peladas y cortadas en láminas de medio centímetro
- 2 cebollas grandes (600 g.), peladas y cortadas en juliana fina
- 9 huevos «L»
- un chorrito de leche
- sal
- 700 ml de aceite de oliva (si queremos abaratar se puede mezclar con girasol)
- Utensilios: una sartén de unos 29 cm de diámetro y un plato o tapadera un poco mayor
Preparación tradicional:
1. Calienta el aceite en la sartén más grande hasta que empiece a humear.
2. Baja el fuego a lento y añade las cebollas mientras terminas de cortar las patatas. Añádelas enseguida, pasando a fuego medio y removiendo con frecuencia durante aproximadamente 20 minutos para que se cueza toda por igual. Añadir sal dos o tres veces según las vamos moviendo.
3. Mientras, podemos ir cascando los huevos en un bol grande y batirlos con la leche y la sal.
Cuando a las patatas les falte poco, poner el fuego casi al máximo para que empiecen a dorarse. Lo ideal es que algunas queden más doraditas, le dará más sabor. Ir sacando con la espumadera escurriendo el aceite y echando sobre el batido de huevos. Rectifica de sal (síiii, hay que probarlo!!!) y deja reposar 5 o 10 min. para que se empapen.
4. Pon a calentar la sartén para formar la tortilla con un pelín de aceite a fuego fuerte. Vuelca el batido y remueve sin esperar con la espátula para mezclar el huevo que se va cuajando con el resto por unas 3 o 4 veces. Baja a fuego medio y para de mover aplanando la superficie y dejando cocer un par de minutos.
5. Con el plato o tapadera del diámetro adecuado, tapa la sartén y vuelca la tortilla sobre él. Pon un pelín de aceite en la sartén y deja «escurrir» la tortilla del plato a la sartén para que se cueza la otra cara a fuego fuerte a fin de que quede jugosa por dentro. Si se hubiera quedado blanca, repite la operación para que quede dorada la superficie
Ponla en una fuente redonda de forma que quede a la vista el lado más bonito. Tapa con un paño de cocina hasta que se enfríe para que no se reseque.
Si sobra: tapa el plato con aluminio o plástico y al FRIGORÍFICO.
Exceptuando 2 ó 3 recetas para quedar bien en una cenita de amigos, ya he comentado que mis hijos no saben cocinar. Lo confieso con cierto sentido de culpa por no encontrar nunca ese verano tranquilo, sin estudios o viajes, en que ponerles un delantal.
Hoy por hoy llevan una vida en la que la comida en el trabajo, las cenas rápidas a la salida o las festivas con amigos les salvan. Aún así llegan momentos de – Mamá, ¿cómo hacías… ? –
Como lo escrito, escrito queda, iré recopilando mis recetas habituales entre otras «adoptadas» con la esperanza de que algún día las disfruten en la cocina y no sólo en la mesa. Si alguna de ellas os apetece, es toda vuestra y no dejéis de compartir vuestros logros…