La leyenda de Mio-Lo-San
Allá en la China, allá en Pekín, / en su palacio, en su jardín,
la princesita Mio-Lo-San, / cuyo abuelito es el gran Khan,
vive guardada por mil guerreros, / tigres feroces, dragones fieros,
quinientos buitres y un gavilán. / Todos defienden a Mio-Lo- San.
Porque hace años, casi unos veinte / un mago de esos que hay en Oriente, arrodillado ante el Gran Khan, / dijo llorando, que Mio-lo- San
se quedaría sin corazón, / si una noche su alto balcón,
lleno de audacia llega a escalar / un hombre blanco como el azahar
Nadie al palacio puede llegar, / ni a la princesa puede mirar,
pues su abuelito lo ha prohibido / hasta que elija a su prometido
entre los reyes y emperadores, / nobles caudillos, grandes señores,
que han acudido hasta Pekín / en sus caballos o en palanquín
Ya reunidos todos están los pretendientes de Mio Lo San
La princesita, de par en par, ante su trono los ve pasar
Y aunque muy bellos son los regalos, que a sus plantas ve colocados,
no se decide la hija del khan a dar su mano a ningún galán.
Con mucho enfado dice abuelito, “Lo que tu has hecho no es muy bonito.
si no te puedes aún decidir, a tu marido yo he de elegir.
Un gran torneo celebraré y al que en él triunfe te entregaré
tanto si es noble o emperador, si es un caudillo o un gran señor”.
Llorando queda, con aflicción, / la princesita junto al balcón.
pero de pronto en su alazán, / hasta allí llega el blanco galán
de quien hablara con voz doliente, / un sabio mago de esos de Oriente.
“Princesa hermosa como ninguna, /hasta ti vengo desde la luna,
para llevarme tu corazón / si aún está libre de una pasión».
Reyes, guerreros, emperadores / nobles, caudillos, grandes señores
todos pelean con gran afán / por el cariño de Mio-Lo- San.
Pero el más fuerte, gallardo y bravo / es el que monta en caballo alado,
y al fin él vence en la contienda / que a la princesa tiene por prenda.
Suenan clarines, suenan tambores, / saludan reyes y emperadores
y en su caballo va el triunfador / a por el premio de su valor
Llena de gozo está la Princesa, /cuando el guerrero su mano besa
Luego a la luna en su alazán, / se lleva el joven a Mio-Lo-San
Este cuento era de mis preferidos allá por el principio de los 60. Las rimas se iban pegando, al leerlo una y otra vez, pero lo que sin duda conquistaba era la preciosa princesa china troquelada en cartón, con la cabeza y piernas que giraban para quedar escondidas en el formato del libro. Esos ojos rasgados me empujaban al espejo, a estirar los míos dándoles un efecto achinado …
En la actualidad la mayor parte de las noticias que tenemos sobre China son económicas: cada vez más, China se nos presenta como un gigante económico al que pedimos ayuda. Lejos quedan los tiempos en que salíamos a pedir el Día del Domund con la «hucha del chinito». Lejos quedan las novelas de
Pearl S. Buck, que nos relataban los sacrificios del pueblo chino.
Sin embargo en España tenemos muy poca idea de cómo son la educación, las ideas, el comportamiento de sus habitantes. Asociamos China con talleres clandestinos de costura y con los restaurantes o tiendas cada día más numerosos en nuestro entorno, con niñas adoptadas y rescatadas de un cruel abandono, con caos circulatorio…
China es inmensa y lejana y, quizás por ello, inmensamente desconocida para nosotros.
Yo me siento afortunada. A pesar de no haber visitado todavía ese diverso país mi hijo sabe transmitirme su amor por él, por sus palacios, sus paisajes, sus costumbres…
El carácter de los chinos varía mucho según la región, como en España o cualquier otro país. Pekín (Beijing), por si mismo, ofrece una diversidad de vértigo: en los hutongs se vive todavía como en un pueblo español de hace 50 años en contraste con la zona de altos edificios, hoteles de lujo, oficinas de finanzas, tiendas europeas de alto standing…
Mi hijo me relata su vida en un
hutong por unos meses y me cuenta, asombrado, situaciones sociales que me recuerdan los veranos de mi infancia en un pueblo de España: el negocio montado en la propia vivienda; la familia que come en la habitación de al lado mientras el padre te corta el pelo; los hombres sacando su silla a la calle para charlar con los vecinos olvidando que las horas pasan; el bar en que sacan la mesa a la calle para que comas donde te apetezca; el saludo curioso y la buena acogida a cualquier extranjero que llega al barrio…Sin saber más que unas palabras en mandarín, Antonio fue aceptado con sonrisas y amabilidad por la comunidad; se sentó a jugar en una mesa de un bar con los parroquianos habituales mientras el Sr. Huang le decía emocionado -¿Juan? (apellido de mi hijo)… ¡te llamas como yo!-
Un vecino montaba al amanecer sus bártulos de cocina en su bici y ocupaba, en el turno de 4 a.m. a 10 a. m., un local donde cocinaba unos exquisitos «
baozi«. Mi hijo desayunaba con ellos y, cuando volvió a verlo tras un mes de ausencia, el hombre lo recibió con alegría, diciendo a su acompañante china -Es que es mi amigo, ¡me compra cada día!
Ante tan amable cercanía, no es de extrañar que mi hijo eche de menos el ambiente. Él acostumbrado a intercambios escolares en acomodadas familias alemanas y que sin embargo siempre pensó que España era su elección, ahora tiene claramente el corazón dividido. Reconoce que también hay cosas como el caos circulatorio, la costumbre de escupir, los aseos públicos demasiado públicos,…que son mejorables. Así y todo China le ha ganado por la sencillez amable de sus gentes, por su forma luchadora y a la vez resignada de afrontar la vida, por su paciencia, su ingenio, su sonrisa…
No estaría de más intentar conocer a esa gente a la que acudimos para esas compras baratas, esos nuevos vecinos cuya invasión pacífica nos asusta. Deberíamos dejarnos contagiar por su valentía para afrontar los cambios.
Como esta, estoy interesadisima en comprar un ejemplar del libro la leyenda de mio-lo-san, es un reliquia y quiero comprarlo por favor si puede venderlo o decirme donde conseguirlo por favor comunÃquese conmigo a mi correo, gracias
Alexandra, me alegra comunicarte que he encontrado esta página donde parece que se puede encargar…Ojalá te sea de utilidad. Un abrazo.
http://elsotanodelasmaravillas.blogspot.com.es/2011/12/mio-lo-san-se-marcha-de-nuevo.html
Alexandra, me resulta imposible pensar en vender cualquiera de mis cuentos porque fueron mis compañeros perfectos de infancia, ellos suplieron a los hermanos que no tuve y alejaron de mi el aburrimiento en no pocos momentos. Supongo que habrá buscado ya pero yo también lo miraré por internet y, si lo encontrara, le mandarÃa un mail a su correo. Lo siento, un abrazo.